Mi voluntariado en Ixiamas está siendo una experiencia increíble. Levantarse cada día en mitad de la Amazonía te hace tomar consciencia sobre lo que somos y valorar aún más la obra de Dios.

Cada día es un día diferente, no se necesita hacer grandes cosas, pues el simple hecho de estar aquí, de estar con la gente y conocer la realidad es de por sí un acto enorme. Ver cómo te acogen, la ilusión con la que te hablan de su tierra, de sus costumbres y cómo quieren que te impregnes de todo ello, te hace querer conocer cada vez más.

El poder estar con las hermanas aquí y formar parte de la misión está siendo un regalo y algo que no voy a olvidar jamás. Ahora mismo tenemos un proyecto muy bonito dedicado a los niños, pues son el futuro y el potencial vivo de estas comunidades. Están emocionados y emociona ver la ilusión con la que reciben lo poco que tú les puedas enseñar.
Luz
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