
A la educación también llegó el corona virus

Doy clase en un cole donde a partir de 3º de EP cada alumno cuenta con un chromebook (un ordenador portátil determinado) para seguir su educación y enseñanza. En el cole tenemos wiffi y la gran mayoría de las familias también, y el que no tiene wiffi tiene «datos» en el teléfono que no es lo mismo pero sirve para un apaño.
El cierre físico del colegio ha supuesto un gran reto para que el alumnado no se quedara sin clases y para que el profesorado pudiera seguir con sus reuniones a fin de que, a pesar de estar el colegio vacío, lo más importante del colegio, que somos la comunidad educativa, siga viva.
Esto ha supuesto un ponerse las pilas el profesorado con las TICs. No todos tenemos el mismo nivel, ni capacidad, pero como decía Santa Teresa, la patrona del colegio, nos hemos «hecho espaladas» los unos a los otros, y hemos aprendido a gran velocidad. También los padres han tenido que poner mucho de su parte, sobre todo con los más pequeños, para echarles, no una mano, si no las dos y mucho más, y que vamos a decir de los alumnos que han seguido fielmente horarios y trabajos, en general.
Francamente, yo estaba, lo sigo estando, muy orgullosa de la Comunidad Educativa a la que pertenezco y a su «do de pecho» en estas circunstancias. Pero ayer me llegó un vídeo mostrándome otra situación frente a la misma pandemia, bien diferente.
Me ha parecido tan fuerte la situación que he preguntado a ver si era cierto ,y los es:
Tenemos que trasladarnos muchos kilómetros, hasta Perú, allí la situación de los estudiantes de zonas de montaña han visto complicarse y limitar, su ya de por sí frágil, mundo educativo. Las condiciones y límites de oportunidades educativas se han agudizado para los sectores rurales y pobres.
La realidad que os presento en el vídeo colgado en facebook es de una comunidad del altiplano peruano, del departamento de Puno (donde está el famoso lago Titicaca tan turístico) frontera con Bolivia. La comunidad se llama Kantati ururi.
Pero así hay muchas más zonas en que los escolares viven la misma situación de tener que buscar cumbres de montañas para acceder a puntas de señal de radio o de wiffi para escuchar sus clases.
En el sector de Quellouno, donde PROKARDE lleva años apoyando un proyecto de acogida para alumnos de Secundaria y, que han visitado varios grupos de voluntarios, en los poblados de las cuencas también algunos chicos se reúnen para escuchar sus clases virtuales, me han dicho las hermanas.
Algunas autoridades locales, con gran esfuerzo, están poniendo antenas de repetición pero……
Os dejo con el vídeo «una imagen vale más que mil palabras. Pincha aquí
Mª Victoria (Charo) Alonos
PROKARDE

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