
Hace un mes de mi regreso de Guatemala y me emociono mucho al recordar mi viaje y ver las fotos, se me hace un nudo en el pecho y quisiera volver ahora allá para abrazar a la gente que se hizo un sitio en mi cariño.
Resuena en mí la serenidad y plenitud que viví en mi ser … me viví libre, muy yo, y aprendí mucho …
Mi mochila se fue llenando de vivencias, rostros, de miradas, de historias personales con identidad propia en aquel rincón de Centroamérica… Que ya tienen su sitio muy dentro del corazón.

Una experiencia enriquecedora a todos los niveles… que ha dejado para siempre un “poso” en mí, que formará parte de mi vida y no sólo como otro sueño cumplido… tiene ya un sello indeleble en mi ser.Volvería sin dudarlo.
Con las Hrnas Carmelitas Misioneras Isabel, Rosy y Xinia me sentí muy cómoda y como una más durante esas semanas y eso fue también genial y precioso.
Los preparativos del viaje ya es toda una vivencia, la estancia y el regreso lo son a su vez… Es importante la vuelta, cuando muy dentro hay que integrar esas dos realidades, allí y acá, dándole a cada una su sitio y valor.

También ese aterrizaje que es físico primero y del espíritu después … Y aunque he vuelto a mi rutina cotidiana siento que algo en mí es distinto, y no solo el agradecer abrir un grifo y tener agua disponible …
Sé que ha cambiado de alguna manera mi forma de mirar, mi relativización vital…
La gente que me conoce bien me percibe algo distinta, y es cierto continuo en proceso de integración de todo lo vivido, de alguna forma soy consciente de que es un punto de inflexión en mi camino.
Mariaje Gil Corona
Voluntaria en Guatemala. Marzo 2016
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