













Carmen es patóloga y un día… decidió ir a África. Este verano ha hecho realidad su sueño y acaba de regresar de Costa de Marfil
Las semanas previas de iniciar la «aventura» (nunca mejor dicho) bombardean tu cabeza tantos interrogantes: ¿te lo has pensado bien…, qué hace un patólogo en África…?, y mil etcéteras. Pero una vez aterrizas en aquellas tierras de contrastes todas tus ideas se desvanecen y sin darte cuenta empieza a nacer el hombre nuevo y cobran vida las palabras de San Juan de la Cruz: “el alma que anda en amor ni cansa ni se cansa”.
Plasmar en cuatro líneas lo que significa en la vida el ir allí y dejar tus comodidades de España resulta complejo, aunque a la vez se te dibuja una sonrisa en la cara, y sólo surgen palabras de AGRADECIMIENTO a las hermanas tanto de Abidjan como de Sakassou y Tiebissou por la exquisita acogida, el cuidado y tantas cosas compartidas…, sin olvidar a aquellas hermanas desde Europa que han facilitado esta oportunidad y a aquellas personas con las que uno se ha cruzado en el camino.
En Sakassou las hermanas carmelitas misioneras (Hna. M.ª Luz Saldaña, Teresa Arrieta -35 años allí y los que le quedan…-, Teresa Bougo y Elisa) viven en la misión católica y regentan el hospital “Notre Dame du Carmel”, centro especialista en úlcera de Buruli.
Llama la atención como con tan poco se puede hacer tanto y la exquisita organización del hospital hasta el último detalle. Podría contar mil historietas, pero en el corazón están guardadas.
Los marfileños te enamoran, llama la atención las sonrisas de los niños, la amabilidad, gentileza y afecto con el que te tratan. Incluso te das cuenta de que no te sientes “la blanca”, que en España a veces somos más el «extranjero» que allí….

Es curioso cómo Dios se te presenta en cualquier situación, en las miradas de los marfileños, en los niños, hasta en los momentos trágicos….Y de repente, un día ves que allí no tienes nada pero que lo tienes Todo, que las palabras que siempre se repetían en tu mente “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré…. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (Mt 11,28-30), llegan a su plenitud, y aprecias cómo aquellas personas Viven, y que tú que creías que vivías pues era todo una falacia y ahora sin querer queriendo, encuentras la Vida.
En el momento de partir y regresar a tu ambiente un sentimiento de confianza en Dios surge y se hacen ciertas las palabras: “Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan,… Miren los lirios del campo,…Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos” (Mt 6, 25-30).
También caes en la cuenta cuando estás en la lejanía de quién son las personas que de verdad te quieren desinteresadamente, y estás deseando abrazarles con una sola y pura mirada. Y ahora sientes que tu corazón vivo se va engrandeciendo segundo a segundo y el yo va disminuyendo, haciéndose realidad lo de “No soy yo quien vive en mí, es Cristo quien vive en mí…”, siendo estas últimas palabras el resumen de lo que supone en la vida de una patóloga el ir a una país africano, y que sin hacer falta las palabras desde lo profundo de tu corazón brota a la superficie ya que “el alma que anda en Amor ni cansa ni se cansa”.
Carmen Bernal
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