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VIAJE A CENTRO AMÉRICA

Visita a los proyectos de Guatemala, Nicaragua y El Salvador

Aún están recientes en mi retina y sobre todo en mi corazón, rostros, paisajes, vidas…. Once horas de avión separan Centro América de Madrid, distancia que se me antoja muy grande y a la vez muy pequeña. Muy grande porque pareciera que son mundos completamente diferentes, muy pequeña porque la vida no es tan distinta, porque nuestros intereses y nuestros deseos de hacer la vida más digna, más humana, están presentes aquí y allí. Muy pequeña porque me he podido sentir hermana en las comunidades de Carmelitas Misioneras que he visitado, que me han acogido.

He visitado proyectos en Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Cada uno de ellos tiene detrás una comunidad de Carmelitas Misioneras, una hermana; la misión siempre es personal y comunitaria.

La misión de Guatemala es variada y muy personal. De tratar con familias y personas de tú a tú. El centro de Jalapa está a apenas diez minutos andando. Pero no todos los caseríos están a tan corta distancia y sus moradores hacen horas de camino a pie, o con suerte, pueden coger el autobús que una vez al día los recorre y al terminar éste, les devuelve a sus hogares.

En nuestro centro, está la clínica, con vivos deseos de crecer. Atiende variadas especialidades dependiendo de los días y se desplaza hasta los lugares más lejanos en lo que denominan “jornadas sanitarias».

Al fondo el aula de computación que ya ha generado varias promociones de técnicos informáticos y el SUM (Salón de Usos Múltiples) que lo mismo acoge una gran campaña formativa, que un encuentro de jóvenes, que una Eucaristía.

A la derecha la “Casa de los Voluntarios” que ocupan médicos, jóvenes, voluntarios del país y de fuera de éste, que vienen a echar una mano y las dos.

Y ahora sí que al fondo, fondo, encontramos el “reino de Hna Isabel” que aspira a ser, con todos los honores, centro de formación, donde se dan los primeros pasos en el conocimiento de crianza de gallinas ponedoras del país y de los más variados cultivos.

Y no falta la actividad catequética, pastoral, juvenil… el espacio da para todo y la comunidad, de cinco hermanas, se multiplica y se flexibiliza según lo requiera la ocasión.

En Nicaragua forman la comunidad tres hermanas. El colegio tiene alrededor de 1300 alumnos y alumnas desde los tres años hasta la puerta de la universidad. Todo de una sola planta se va esparciendo a lo largo del gran terreno que las hermanas tienen. Todo se aprovecha y todo es ocasión de reciclaje. Quedan muchas “goteras” y no solamente las del techo, que las hay considerables; las pequeñas obras se van haciendo poco a poco, según va entrando el dinero y la ayuda de las familias en forma de “mano de obra”; las grandes, esperan poder cumplir los sueños. Muchos alumnos estudian con beca. Ellos y sus familias, se comprometen a ayudar en la conservación y mejora de las instalaciones los sábados, de modo que las risas y la alegría de niños y jóvenes resuenan bajo la arboleda, todos los días de la semana, eso sí, exceptuamos el domingo.

El Salvador es otro mundo. Ya el mismo aeropuerto, más grande y confluido, te hace notar el cambio de país. Tenemos en El Salvador tres comunidades Prados de Venecia (la más cercana al aeropuerto), Plan del Pino y La Laguna.

En la primera, gran institución carmelitana, encontramos la policlínica que atiende casi todas las especialidades de lunes a sábado por la mañana. Por cierto, qué largas son las mañanas en Centro América. El sol madruga y con él, madrugamos todos. Un colegio con el mismo número de alumnos que en Nicaragua más o menos y una Casa de Espiritualidad que estos días acogía a la mitad de la Provincia que hacía Ejercicios con Hna Paloma Marchesi.

En el cole y para todo el recinto, los trabajos comienzan dando gracias a Dios por el nuevo día y esta oración, cada mañana, saluda con el himno del P. Palau. El Padre Palau y la Hna Juana Gracias están muy presentes en la vida escolar junto con la consagración diaria a la Virgen del Carmen. No son nuestras ratios por aula. Una media de 45-50 alumnos en cada una de ellos. Se les escapa un “OHHH” cuando me presentan como venida de España. Hasta los más pequeños saben que está en Europa y que es muy lejos, son muchos los niños que tienen al menos un familiar aquí y uno de ellos, había nacido en España, en un pueblecito de Toledo.

Plan del Pino acogió a las formandas en otros tiempos. Hoy tiene una comunidad de cuatro hermanas que trabajan en diferentes misiones educativas y parroquiales. Esta zona está especialmente castigada por las maras.

Y nos queda la Laguna donde tenemos varios proyectos todos desde la clínica que atiende a la zona todas las mañanas de lunes a sábado en las distintas especialidades, que se ha extendido por toda la comarca de Chalatenango con el último proyecto de citologías para las mujeres y erradicación de parásitos en los niños. La alimentación no es variada y eso hace que los niños tengan problemas de desarrollo y crecimiento. Las hermanas y el personal de la clínica se han empleado a fondo llegando a zonas donde nadie llega, y dicho sea de paso no me extraña porque es bien difícil llegar, gracias a Merardo (el cuatro por cuatro) y a la pericia de conducción de Hna Ligia se llega a donde parecería mentira llegar ¡Qué buena y que agradecida está toda esta gente! ¡Y que paisajes! No te cansas y no sabes dónde mirar, pero esa belleza que te invita a contemplar, a elevar la mirada, a no encontrar límites, en el paso a paso se revela dura, casi impracticable para los extraños, y sin secretos para los que cada día caminan para ir al colegio, para trabajar en sus campos, para vender en el mercado, para asistir a misa cuando tienen la suerte de tenerla que es más bien, de tarde en tarde. Caminan, caminan, caminan…

Hay también en La Laguna grandes proyectos para el cafetal, un día a día en las ventas de ropa de segunda mano, la escuela de niños con diferentes discapacidades,…

Dejo Centro América con la puerta abierta a ese proyecto de un médico de familia diario en la Clínica de Guatemala, con el sueño de construcción de seis aulas de infantil en Nicaragua, con la posibilidad de seguir las campañas en el Salvador y tantos otros sueños de lucha y esperanza. 

Me llega esta mañana esta frase de San Juan Pablo II que si la busco, no hallo una que exprese y resuma mejor mis sentimientos.

LA SOLIDARIDAD NO ES UN SENTIMIENTO SUPERFICIAL, ES LA DETERMINACIÓN FIRME Y PERSEVERANTE DE EMPEÑARSE POR EL BIEN COMÚN, ES DECIR EL BIEN DE TODOS Y CADA UNO PARA QUE TODOS SEAMOS REALMENTE RESPONSABLES DE TODOS.

Que no nos cansemos nunca de luchar por el bien de todos con todos, porque no hay nada mejor que ser todos constructores de un mundo mejor y más justo.

Gracias familia de aquí y de allí porque todos somos necesarios y no es momento de escaqueos.

Mª Victoria (Charo) Alonso

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