
En los catorce años de vida de Prokarde hemos tratado de aunar esfuerzos y poner nuestra aportación a la lucha contra el hambre, la miseria y el subdesarrollo.
Actualmente contamos con cinco delegaciones, y desde ellas se organizan numerosas actividades con el objetivo de hacernos conscientes de la realidad que viven millones de personas empobrecidas, y recaudar fondos destinados a apoyar los proyectos de desarrollo, que las Carmelitas Misioneras llevan a cabo, en las distintas partes del mundo: África, Asia, América Latina y Oceanía.
Todos trabajamos voluntariamente. El voluntariado es una de nuestras señas de identidad, y contamos también con el inestimable apoyo de nuestros socios y amigos, sus donativos supone una parte fundamental de los ingresos de PROKARDE.
Gracias a la colaboración de todos se están atendiendo los distintos proyectos de desarrollo que cada año llaman a nuestras puertas procedentes de los mas diversos lugares, y que con frecuencia les damos a conocer a través de este boletín. Hoy como pueden ver a continuación les informamos de nuestras cuentas, ellas hablan por si mismas y reflejan la generosidad de colaboradores, socios, padrinos/madrinas e instituciones… así como el esfuerzo y el interés de todos los que gestionan los proyectos hasta conseguir que los destinatarios reciban las ayudas necesarias en sus necesidades más básicas, ya sean de alimentación, educación, sanidad o vivienda.
Este año nos ha sobrecogido la catástrofe ocurrida en Haiti y hemos abiertos nuestros bolsillos generosamente pero no basta, no podemos quedarnos en acontecimientos puntuales, ni podemos acallar nuestra conciencia respondiendo económicamente. Las imágenes que recibimos desde los medios de comunicación nos cuestionan e invitan a implicarnos seriamente en la lucha por la justicia y a plantearnos otra forma de vida.
Por ello, queremos unir nuestra voz a los que se manifiestan para pedir que la ayuda de emergencia y de reconstrucción se haga de manera que los recursos que se ofrecen estén desligados de intereses comerciales. Que los recursos sean donaciones no préstamos. Así, además de no generar nuevas deudas también es necesario que gobiernos e instituciones cancelen de forma inmediata e incondicional la deuda externa de Haití.
Esta cancelación debería ser sólo el primer paso para el reconocimiento y restitución de las deudas históricas, ecológicas y sociales que los países del Norte tienen con Haití debido a la larga historia de colonialismo y ocupaciones que ha sufrido ese pueblo.
Finalmente, pedir que la actuación sea continuada, que no acabe en el momento de la emergencia, lo cual conlleva la revisión de las políticas económicas y los acuerdos comerciales que se tienen con este país ya que son los responsables del empobrecimiento y la crisis alimentaria que ha sufrido Haití durante las últimas décadas.
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